martes, 28 de octubre de 2025

TODOS LOS SANTOS 1 de noviembre 2025

 


 

ANTÍFONA DE ENTRADA

 

Alegrémonos en el Señor y alabemos al Hijo de Dios, junto con los ángeles, al celebrar hoy esta solemnidad de Todos los Santos.

 

 

GLORIA

 

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

 

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes venerar los méritos de todos tus santos en una sola fiesta, te rogamos, por las súplicas de tan numerosos intercesores, que en tu generosidad nos concedas la deseada abundancia de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. . .

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas.

 

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 7, 2-4. 9-14

 

Yo, Juan, vi a un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar. Les dijo: "¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!".

 

Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.

 

Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: "La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero".

 

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios".

 

Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?". Yo le respondí: "Señor mío, tú eres quien lo sabe". Entonces él me dijo: "Son los que han pasado por la gran tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero".

 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6.

 

R/. Ésta es la clase de hombres que te buscan, Señor.

 

Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.

 

¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.

 

Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Veremos a Dios tal cual es.

 

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-3

 

Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.

 

Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

 

Todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como él.

 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28

 

R/. Aleluya, aleluya.

 

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.

 

 

EVANGELIO

 

Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.

 

Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12

 

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

 

Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".

 

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Iluminados con el ejemplo de los santos, que fueron en su vida sal de la tierra y luz del mundo, y uniendo nuestra oración a la inmensa multitud de los que ya gozan de la presencia del Señor, oremos confiadamente a Dios diciendo juntos:

“Señor, que nos llamas a la santidad, escúchanos”.

 

1. Para que en la Iglesia surjan ejemplos de santidad heroica que atraiga a los no creyentes a Cristo y conceda a todos los bautizados redescubrir que Dios los llame a una vida de plenitud. Oremos.

2. Para que quienes gobiernan en nuestro País luchen por la defensa de la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Oremos.

3. Para que nuestros hermanos que sufren sean liberados de las angustias e incertidumbres y algún día, compartan la herencia de los santos. Oremos.

4. Para que el ejemplo de los santos, que experimentaron pruebas y dificultades antes de entrar en el reino de Dios, fortalezca a los que tambalean en la fe y han perdido la esperanza. Oremos.

5. Para que quienes hoy celebramos con alegría, la solemnidad de Todos los Santos, mientras nos encaminamos al cielo, seamos sembradores de esperanza y constructores del reino glorioso de Jesucristo. Oremos.

 

Padre Santo, que has glorificado en tu reino a los siervos fieles que vivieron con valentía las Bienaventuranzas y los has admitido en el banquete eterno de tu Hijo, escucha nuestra oración y no permitas que nos apartemos de Ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

PREFACIO

 

La gloria de nuestra madre, la Jerusalén celeste.

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque hoy nos concedes celebrar a tu familia, que es nuestra madre, la Jerusalén del cielo, en donde nuestros hermanos ya glorificados te alaban eternamente. Hacia ella, peregrinos, caminando por la fe, nos apresuramos ardorosos, regocijándonos por los más ilustres miembros de la Iglesia, en cuya gloria nos das al mismo tiempo ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad. Por eso, unidos a ellos y a todos los ángeles, a una voz te alabamos y glorificamos, diciendo: Santo, Santo, Santo. . .

 

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 8-10

 

Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Dios nuestro, a quien adoramos, admirable y único Santo entre todos tus santos, imploramos tu gracia para que, al consumar nuestra santificación en la plenitud de tu amor, podamos pasar de esta mesa de la Iglesia peregrina, al banquete de la patria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Indulgencia Plenaria en favor de los difuntos

 

a)Quienes visitan el cementerio y oran por los difuntos del 1 al 8 de noviembre.

b)Quienes visitan una iglesia u oratorio y rezan el Padre nuestro o el Credo en el día de la conmemoración de todos los difuntos (EI, n. 29).

 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

 

La santidad puede parecer un concepto abstracto. En cierto sentido lo es y, por eso, requiere que utilicemos nuestras mentes para entenderla. Pero es mucho más que un concepto. Es la vida que palpita dentro de los santos, quienes la han encarnado a lo largo de muchas épocas y en muchos lugares. Es también nuestro destino, si tenemos el valor de abrazarla, y por ser así, la santidad necesita nuestras imaginaciones. Ya que ella no tiene un manual de usuarios, no tenemos otra alternativa que imaginar cómo podemos ser santos hoy en medio de los desafíos de nuestro mundo y con los dones personales que Dios nos ha regalado precisamente para este destino. La imaginación es una herramienta necesaria para conseguir esa belleza de la vida cristiana que es la santidad y de la cual habla tanto el Papa Francisco.

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