domingo, 21 de agosto de 2011

Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia



(1225-1274)

            Tomás de Aquino descubrió que la profesión que le dictaba su corazón era la de querer vivir una comprensión y glorificación de Dios a través de la ciencia. Por esta razón se incorporó a la Orden de Santo Domingo, en Nápoles, a los 18 años.

            Desde sus primeras discusiones comprobaron con qué claridad, con qué erudición, con qué asombrosa perspicacia era capaz, este religioso, de separar la verdad del error.

            Sus mejores ideas y sus impulsos, los recibió durante la oración humilde hacia el Padre de toda sabiduría. Con la oración comenzaba su jornada diaria, y se arrodillaba a orar cuantas veces se encontraba ante una dificultad aparentemente insoluble. Se siente el calor y la fuerza de su fe en los himnos eucarísticos que compuso. Como  el jubiloso “Lauda Sion”, el “Adoro te devote”, llenos de amor ardiente, y el majestuoso “Pange lingua”.

Su obra más completa y magnífica fue la “Suma Teológica”, que llegó a ser la verdadera síntesis del razonamiento basado en la fe, precedida por la “Suma Filosófica” y la explicación del Evangelio, Cadena de Oro..

            Las universidades católicas, la juventud que cursa enseñanza superior y los comerciantes de libros, veneran a Tomás de Aquino como su patrono.

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